domingo, 9 de agosto de 2015

Ventajas y ficticias desventajas del vello facial.



Independientemente de que esté de moda dejarse la barba y el bigote, usar el vello facial de manera permanente es una cosa sensacional, en función de que te hace ver mayor, no importa la edad que tengas, y eso en la mayoría de los casos tiene más ventajas que desventajas. Vamos allá.


Cuando yo era niño, lo que más quería era tener barba, y tuve que esperar dieciséis años para que eso fuera posible, desde entonces siempre he tenido, de un modo o de otro, vello facial, ya sea barba, bigote, las dos cosas, pero nunca nada (estoy tan acostumbrado a tener barba que ya o me siento a gusto si estoy completamente afeitado).

Las primeras ventajas que tienes al dejar de tener cara de niño pequeño es que puedes comprar alcohol, cigarros y pornografía sin levantar sospechas (lógicamente, hoy por hoy eso ya no es ninguna ventaja, puesto que ya no fumo, ni bebo, ni compro porno), no así el antiguo rollo de “puedo pasar a cualquier parte”, porque ya en todos lados exigen acreditar la mayoría de edad, sin embargo, siempre es muy gratificante pasar al Oxxo a comprar cerveza sin que te miren de mal modo.

Antes yo pensaba que a pesar de que es genial ser barbón (nunca me ha gustado tener barba corta, es todo o nada), las muchachas se asustaban, es decir, en ese tiempo yo era un preparatoriano obtuso e ingenuo, y me gustaban las niñas obtusas e ingenuas que aún suspiran por ídolos adolescentes, no por hombres barbones, de modo que siempre dije que esa era la principal desventaja de ello. Error absoluto, dejó de ser una “desventaja” en el momento en que me di cuenta de que me gustaban las mujeres de verdad, no las niñas pendejas que no saben nada y luego andan llorando por los rincones con cualquier estupidez. Las mujeres reales gustan de los hombres reales, ¿y qué hay más real en un hombre que su vello facial? He tenido éxito con mujeres mayores que yo, y eso para mí es mucho mejor que andar detrás de chamaquitas. Cuando proyectas mayor edad a la que en realidad tienes, también proyectas madurez, conocimiento y seguridad (aunque no sea cierto, pero debería). Las mujeres que se sienten atraídas por estas cualidades generalmente son de mayor nivel que las mujeres jóvenes e ignorantes.

Con respecto a lo anterior, cuando yo usaba barba en la preparatoria, no estaba de moda como lo estuvo hace un par de años y como sigue estándolo, así que ahora también las niñas pendejas se sienten atraídas por sujetos con barba, ¿ves? Ya no hay desventajas con las mujeres en ese sentido.

Es muy cómodo dejarse el vello facial. Personalmente detesto afeitarme, y es una gran fortuna que positivamente no lo haga, solamente realizo lo necesario para que mi barba no se vea como la de un indigente de esos que encuentras caminando sin rumbo en las calles, que es más bien poco, solo un poco de navaja por arriba y por abajo, y ya quedó. Todos los días al levantarme y verme al espejo, me digo “Dios, ¡qué barba!” Estoy muy agradecido con Dios y con mi padre porque me crezca así, y solo cuando de verdad está muy crecida, a tal punto que no me gusta, voy a que me la recorten, es algo rápido y sencillo.

En ese sentido, no me gustan esos arreglos que se hacen en la barba con las máquinas que depilan narices y orejas, me parece de pésimo gusto. Una barba sencilla, sólida, consistente y abundante es lo único que necesitas.

“Un gran poder es una gran responsabilidad”, dijo el Tío Ben de Peter Parker. Una gran barba también es una gran responsabilidad. Es facilísimo tener la cara llena de pelos y ser repugnante. Un sujeto que iba conmigo en la escuela era más hirsuto que yo, por mucho, y tenía pelos hasta en la punta de la nariz, ¡lo juro!, y nunca tuvo la decencia de arreglarse la barba y el bigote para que se viera como un gran tipo teniendo el potencial de hacerlo, prefirió ser indolente y no cuidar ese aspecto. Era un perdedor, un perdedor barbón.

Muchos no comprenden que en determinado momento puedes pasarte un peine por la barba y ésta va a tomar forma. Si te gusta usar la barba larga, como la de Diego Fernández de Cevallos, debes saber que es necesario pasarte un peine con cierta frecuencia. Al final es cabello como el de la cabeza, no tienes por qué descuidarlo.

Hay veces en las que decido quitarme todo, para comenzar de nuevo (por ejemplo, en el momento en que estoy escribiendo esto tengo solamente el bigote, que a decir verdad no me crece tanto como la barba, pero ya es notable), y aquí viene la única desventaja no ficticia del vello facial, y es el desmadre de pelos que haces y que tienes que recoger y tirar (porque no puedes dejar que se los lleve el agua del lavabo, es fácil que obstruyan las tuberías). Eso sí que es un rollo, y me choca andar recogiendo casi pelito por pelito. Afortunadamente eso lo hago como tres veces al año solamente.

Leí una vez que la barba masculina, como carácter sexual secundario, es el equivalente en los hombres a la cresta de los gallos. A excepción de los gallos de pelea, un gallo con una cresta gigantesca siempre se va a destacar del resto, usualmente tendrá a un chingo de gallinas para cuidarlas (y pisarlas, obviamente) y siempre estará por encima de los gallitos con crestas chiquitas.
Sé el gallo de tu círculo social, déjate la barba y el bigote, es distinción, es categoría, es hombría.

Nos leemos en otra entrada.

Tu amigo, Dan Rojas.

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